viernes, 10 de diciembre de 2010

Oídos aturdidos

Escucho la televisión y no puedo creerlo. La periodista intenta llevar la entrevista hacia el tema que, incluso con los distorsionados criterios de noticiabilidad actuales, es el tema en discusión. "Ya se ha confirmado una tercera víctima fatal", insiste con una entonación cargada de gravedad, pero el funcionario macrista no registra: los muertos son un elemento más, casi un dato contable, y a él sólo le interesa hablar del desalojo, desesperado como está porque el Parque Indoamericano del sur de Capital quede "limpio" de gente. Ésa es su única preocupación, y la charla empieza a nadar en el absurdo, porque la periodista, a pesar de la gravedad de su entonación, no puede sacar a su entrevistado, el secretario de Seguridad Guillermo Montenegro, de su propio paradigma interpretativo, y no puede hacerlo porque cae ella misma dentro del paradigma, a pesar de los tres muertos. La ejecución del desalojo pasa a primer plano, incluyendo el conflicto correspondiente con el Gobierno Nacional, el reclamo de que envíe efectivos de la Federal para ayudarlos en la tarea, aún después de que su presencia (en un operativo en conjunto con la Metropolitana) desembocara en el saldo de tres personas fallecidas. Parece inverosímil lo que escucho y me estremezco al ver hasta dónde ha llegado el formateo macrista de la gestión de gobierno; pero me falta todavía escuchar al propio Macri atacar a la "inmigración descontrolada" y otra serie de exabruptos discriminatorios.
Hago zapping: escucho a un vecino del barrio empezar a contar las resoluciones de una asamblea vecinal, y paro la oreja. Los habitantes que viven enfrente del Parque se han organizado en contra de los "intrusos" con el objeto de poner a resguardo sus respectivos bienes y posesiones. Alzo las cejas. Los que habitan complejos habitacionales se protegen de los que quedaron fuera de la torta de la vivienda como si fueran sus enemigos naturales. Pobres contra pobres. ¿Y nadie dijo nada en la asamblea acerca de los tres muertos?
Hago zapping nuevamente: el ministro de Justicia de la Nación Julio Alak está dando una conferencia de prensa. Si uno fuera malintencionado podría decir que se lo nota casi satisfecho y que sus palabras para calificar la situación ("gravísima" e "intolerable") no están acordes al gesto. Descarga responsabilidades en Macri a lo Poncio Pilatos: la Capital tiene suficiente policía como para realizar el desalojo por su cuenta, que lo haga. La pelea política Ciudad-Nación pasa al primer plano: "es tu responsabilidad proseguir con el desalojo", dice uno, "no, es la tuya", dice el otro. Pero, ¿y, entonces, los tres muertos?
En el programa anterior hablábamos del doble estándar para la aplicación de los Derechos Humanos a propósito de los asesinatos en Formosa; ¿hay muertes que valen menos, políticamente hablando?, es decir: ¿hay vidas que valen menos, humanamente hablando? Recordemos:  Juan Castañares y Rosemarie Cupeña, bolivianos, Bernardo Salgueiro, paraguayo. Si uno revisa los comentarios de las noticias o los posts de Internet sobre el tema (de cualquier diario o radio o blog, haga la prueba), podría llegar a la conclusión de que Macri no está solo en su intolerancia xenofóbica: lo acompaña el 90 por ciento de los argentinos. Explotados en trabajos de cuarta y quinta categoría, que muchos autóctonos rechazan, empleados como mano de obra esclava en textiles y avícolas, responsables en parte del PBI superavitario del país, bolivianos, peruanos y paraguayos son objeto de un desprecio tal que hasta da vergüenza ser argentino.
Escucho la televisión, leo las noticias, y no puedo creerlo. ¿Usted sí?