Se avecinan las elecciones en la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y está terminando el plazo para presentar las listas que se disputarán su conducción. Aunque se trata de una instancia electoral y no de un proceso relacionado directamente con la movilización de los trabajadores, el hecho de no deja de tener su importancia, sobre todo porque pone sobre el tapete y bajo discusión la función de las organizaciones sindicales y el rol de la dirigencia.
Una herramienta que permita unir a diferentes organizaciones de distintos sectores y centralizar políticas en defensa de los asalariados es, indudablemente, una herramienta importante.
En Misiones, baste recordar que a nivel provincial la CTA está conducida por Juan Pasamán, el dirigente de ATE. Actualmente los estatales misioneros tienen un sueldo básico que resulta inverosímil (alrededor de 160 pesos, cuando los docentes acaban de conseguir 900) y se ha registrado un aplastamiento notorio de los procesos de lucha del sector. Durante la reciente protesta docente, y cuando los trabajadores de diversos ámbitos de Montecarlo, incluso la propia delegación de la CTA de esa localidad, decidieron asistir a una marcha en Posadas, la CTA provincial rehusó con colaborar para pagar el colectivo en que tenían que trasladarse. En esa ocasión también convocó a paros domingueros en lugar de unificar a todos los estatales detrás del reclamo de la recomposición salarial. En Neuquén, CTERA y CTA abandonaron a su suerte a los docentes, en el marco de una lucha heroica que duró más de 40 días. En la lucha de los trabajadores del neumático, Wasejko, secretario adjunto de la central y dirigente del sector, firmó a espaldas de los trabajadores un acta acuerdo con la patronal donde aceptaba la ampliación de la conciliación obligatoria entre otras “agachadas”.
Hoy la conducción de la CTA está dividida, como resultado de un proceso que empezó con el conflicto con “el campo”, a partir del cual Yasky se alineó más decididamente con el gobierno y De Genaro con la Federación Agraria , defendiendo intereses patronales. Por consiguiente, dos líneas igualmente burocráticas que no son ni independientes del Gobierno ni independientes de los intereses patronales aparecen como las alternativas que hay que elegir. Pero está claro que no es posible buscar ninguna alternativa dentro de la misma burocracia que ha colaborado con el estado actual de las cosas. Gremios como el Sutna de San Fernando donde, en oposición a Wasejko, se llevó adelante una importante pelea, y la comisión interna del Hospital Garran (ATE), que protagonizó la histórica lucha del 2005, pueden servir de confluencia para un agrupamiento clasista, que realmente signifique la independencia tan pregonada: independencia del gobierno e independencia de los patrones, lo que sólo puede traducirse en: independencia de la burocracia. Sería deseable que también a nivel provincial una alternativa de este tipo pudiera gestarse.
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