viernes, 29 de octubre de 2010

Las otras muertes (Editorial 29-10-2010)

Algunas de ellas anónimas, otras impactantes pero ya relegadas del primer plano informativo, otras sorpresivas, hubo en estas últimas semanas varias muertes sobre las que resulta ineludible ponerse a reflexionar. Apartándonos un poco de la agenda forzosa que marca el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner, nos ocuparemos en este programa de esas otras muertes, de esos otros nombres que han llegado a los titulares periodísticos como consecuencia del crimen sistemático y la violencia estructural que subyace al régimen actual:
Milagros Benítez,
Héctor Rafael Díaz,
Mariano Ferreyra.
Milagros Benítez y Héctor Rafael Díaz, quince meses la primera, dos años el segundo, víctimas fatales del fracasado plan Hambre Cero lanzado ampulosamente por el gobernador Maurice Closs en la apertura de sesiones legislativas; asesinados por la enfermedad y el hambre una vez, y otra vez por el cinismo y la hipocresía de un gobierno que prefiere condenar a su familia en lugar de asumir las responsabilidades del caso. Nacidos en Montecarlo y Apóstoles, respectivamente, no sobrevivieron a la pobreza extrema de una provincia que, por otra parte, se jacta de tener la octava maravilla del mundo con cerca de tres mil turistas diarios, emprendimientos faraónicos, los supuestos beneficios económicos de las represas. Sus nombres serán sólo dos renglones más en el largo listado de los trescientos gurises muertos por año; sus muertes sólo una ilustración de lo que pasa cada 30 horas en Misiones.
Mariano Ferreyra, 23 años, víctima fatal del manejo patoteril de la burocracia sindical argentina, que contrata barrabravas para atacar con armas de fuego a las corrientes opositoras de izquierda, y lo hace con la luz verde de la policía, a la que nadie todavía acusó de participar del asesinato, por lo menos de omisión. Nacido en provincia de Buenos Aires, no sobrevivió a la impunidad de los aparatos mafioso-empresariales en que se han convertido algunos sindicatos, amparados por el gobierno y la policía. Su nombre se agrega a los asesinatos por gatillo fácil, las desapariciones en democracia, el fusilamiento de militantes en una manifestación; su muerte se convierte en la muestra más palpable y dolorosa del terrorismo inherente a un modelo de sindicalismo que hoy es una de patas de la mesa del proyecto oficial.
Las otras muertes; algunas anónimas, otras impactantes pero ya relegadas del primer plano informativo; casos extremos de una realidad que, a veces, sólo en estos casos extremos se pone tan nítidamente frente a nuestros ojos.  

2 comentarios:

  1. Vamos chicos!!aguante piestas autobombo jejejje los estoy escuchando esta saliendo re bien!saludosss

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  2. aguante santo renegado!!!DIRECTO DE LA mATANZA!!

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